lunes, 12 de septiembre de 2011

Los Niños Héroes

Niños Héroes se le llaman a los seis cadetes mexicanos que murieron en la batalla de chapultepec  los días 12 y 13 de septiembre de 1847 durante la Guerra México-Estados Unidos Colegio Militar. en la que participaron 46 cadetes. De los cadetes muertos, cinco eran cadetes estudiantes y uno, cadete recién graduado del Colgio Militar.
Los Niños Héroes es el nombre con que se les denomina a los principales defensores del Colegio Militar de México durante la invasión norteamericana el día 13 de septiembre de 1847. Juan de la Barrera, Juan Escutia, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez, y Francisco Márquez eran estudiantes del colegio militar y tenían todos entre 13 y 17 años.
Durante la guerra declarada a México por Estados Unidos con el fin de obtener los territorios de Alta California y Nuevo México, el ejército estadounidense, bajo el mando del General Winfield Scott, atacó el Castillo de Chapultepec donde se encontraba situado el colegio militar. Los jóvenes cadetes, niños y adolescentes casi todos, que formaban el batallón a cargo de Nicolas Bravo, dieron muestra de valentía al resistir la agresión y peleando inclusive cuerpo a cuerpo. Sin embargo al final, los norteamericanos tomaron el castillo.
Juan Escutia al ver la inevitable derrota tomó la bandera nacional y desde una de las torres del castillo se lanzó al vacío, hacia una muerte segura, para evitar que el lábaro patrio cayera en manos del enemigo.
Al final de la guerra México fue derrotado y perdió la mitad de su entonces territorio, superficie similar a su tamaño actual (2 millones de kilómetros cuadrados, que incluían a los actuales estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Colorado y Utah.

 Biografias
Fernando Montez de Oca

Fernando Montes de Oca (29 de mayo de 1829, Azcapotzalco, 182913 de septiembre de 1847, Chapultepec) fue uno de los seis cadetes del Heroico Colegio Militar que participarón en la Batalla de Chapultepec, actualmente son conocidos como los Niños Héroes, sus padres fueron Molina Montes de Oca y María Rodríguez, ingresó en el Colegio Militar el 24 de enero de 1847, destinado a la Primera Compañía de Cadetes, participó en la Batalla de Chapultepec el 13 de septiembre del mismo año contra las tropas estadounidenses donde murió ese mismo día.




Francisco Marquez   
 Francisco de Borja Jesús Benito Márquez Paniagua (Guadalajara, Jalisco; 8 de octubre de 1834  Ciudad de México; 13 de septiembre de 1847) fue uno de los seis cadetes del Heroico Colegio Militar que actualmente son conocidos como los Niños Héroes.
Aun cuando algunos autores contemporáneos, al hablar del joven héroe dicen: se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, probablemente en la ciudad de Guadalajara. De acuerdo a lo publicado por el historiador tapatío Ricardo Lancaster-Jones en 1947, se puede comprobar la fecha exacta de nacimiento de este importante personaje, que nació el día 8 de octubre de 1834 y fue bautizado el siguiente 18 de octubre del mismo año, en la Iglesia Parroquial del Sagrario de Guadalajara, Jalisco con los nombres Francisco de Borja Jesús Benito, fueron padrinos sus abuelos maternos, Gerónimo Paniagua y María Prudencia Falcón. Pasó a residir a la Ciudad de México donde recibió la Confirmación, siendo sus padrinos, el futuro Gral. Leonardo Márquez y su madre Micaela Paniagua. En su expediente de ingreso al Heróico Colegio Militar, se menciona que su madre, Micaela Paniagua, estaba casada para esa fecha con el Capitán de Caballería Francisco Ortiz.
Ingresó al Colegio Militar el 14 de enero de 1847 en la primera Compañía de Cadetes y, durante la Batalla de Chapultepec, era integrante de la misma compañía de cadetes. Una nota incluida en su expediente personal precisa que su cadáver baleado fue encontrado al lado del cuerpo de Juan Escutia, al este de la colina. Fue el cadete más joven de los seis cadetes que murieron en defensa del Castillo de Chapultepec durante la Invasión norteamericana de México.

Juan de la Barrera

Nació el 26 de junio de 1828, en la ciudad de México. Murió el 13 de septiembre de 1847. Era hijo del general de división Faustino de la Barrera y de la señora Dolores Valenzuela. Contaba apenas con catorce años de edad, cuando en 1842 fue admitido, gracias a la posición de su padre, en el Colegio Militar. Hizo con verdadero empeño su carrera. Pronto obtuvo el grado de subteniente de artillería, y al salir del colegio fue destinado al Batallón de Zapadores. No satisfecho con tal situación, hizo una solicitud para que se le permitiera estudiar por su cuenta, dejando el servicio. No consiguió lo que quería, pero al saber de la amenaza norteamericana a la capital de la República, se le concedió regresar al Colegio Militar y ayudar en la construcción de sus fortificaciones de defensa; se dedicó a reforzar los alrededores del bosque, casi frente a la entrada por la parte sur. Al acercarse el enemigo, fue encargado de la defensa de ese punto, quedándose con algunos soldados colocados por el general Monterde, director del Colegio Militar. El 13 de septiembre de 1847, el general norteamericano Quitman, cargó con una andanada de proyectiles sobre las fortificaciones mexicanas. Juan de la Barrera defendió el punto a su cargo hasta que las balas enemigas segaron su vida en la primera fortificación militar que había construído.

Juan Escutia 
Su nombre completo era Juan Bautista Pascasio Escutia y Martínez bautizado el 1 de julio de 1822 en el Sagrario de Tepic, Nayarit. Educado en su ciudad natal hijo de María Dolores Martínez y Antonio Escutia, un reconocido empleado del gobierno y siendo ahijado del presidente de la comisión que juró la Independencia de México en Tepic, su educación fue patriótica en todo aspecto. Cuando la guerra entre los Estados Unidos de América y México estalló en 1846 se alistó en el Colegio Militar de la Ciudad de México, el 9 de septiembre de 1847, con el status de "alumno agregado", pues por la premura del momento, los trámites no se pudieron completar. Cuatro días más tarde participó en la defensa del Castillo de Chapultepec, donde se ubicaba el Colegio Militar; junto con 200 cadetes y 1600 soldados mexicanos, resistió durante horas el ataque del muy superior ejército estadounidense.Los detractores de esta tesis pretenden desacreditar esta acción con textos no documentados de supuestos autores e hipotéticos testigos presenciales. Hay cierta contradicción en respecto a los testigos, puesto que el principal y en el que se basarían los historiadores (del gobierno, vale aclarar) para narrar la epopeya de la Batalla de Chapultepec fue el Ingeniero y en aquel entonces, sargento de cadetes Ignacio Molina, quien menciona a Escutia como cadete agregado en un discurso que pronuncia en 1897. Los testimonios que contradicen al "oficial", describen a Juan Escutia como un muchacho agregado al Batallón Activo de San Blas que fue comandado por el Coronel Felipe Santiago Xicoténcatl. Argumentan que en el momento de su muerte, Juan Escutia protegía la salida de los cadetes más jóvenes del área de dormitorios junto con otros cadetes como Fernando Montes de Oca y Vicente Suárez. Como tal fue cazado a mansalva por la tropa estadounidense al descolgarse de una ventana. La gran leyenda mexicana de este gran caudillo, es que para prevenir que las tropas de E.E.U.U se llevaran la bandera, el se envuelve en ella y se tira desde arriba del castillo de Chapultepec. Aunque varios historiadores del castillo de Chapultepec cuentan que un ex-alumno del Heroico Colegio Militar llamado Mario Alberto Nava Severiano empujó al cadete Juan Escutia, y este a su vez quiso sostenerse de la bandera pero lo cual no sirvio ya que se fue con ella.

Vicente Suarez
Vicente Suárez (Puebla, 1833Ciudad de México, 13 de septiembre de 1847) fue uno de los seis cadetes del Heroico Colegio Militar que actualmente son conocidos como los Niños Héroes.
Sus padres fueron: José de Jesús Suárez y Maria Elizabet Ortega
Vicente fue el primero en sucumbir ante las balas del ejército invasor estadounidense al encontrarse como centinela a la entrada del Castillo de Chapultepec, sede del colegio.
Murio atravesado con un golpe de bayoneta el 13 de septiembre de 1847.

Augustin Melgar  
Agustín María José Francisco de Jesús de los Ángeles Melgar Sevilla (Chihuahua, Chihuahua; 1829Ciudad de México; 14 de septiembre de 1847) fue uno de los seis cadetes del Heroico Colegio Militar que actualmente son conocidos como los Niños Héroes.
Hijo del teniente coronel Esteban Melgar y de María de la Luz Sevilla, quedó huérfano de ambos desde temprana edad. En su infancia radicó en la ciudad de México. Solicitó su ingreso al Heroico Colegio Militar el 4 de noviembre de 1846 y fue aceptado con fianza de su hermana Merced, a cuyo cuidado había quedado. Se le expulsó el 4 de mayo del siguiente año por faltar a una revisión. Fue reaceptado después de la Batalla de Churubusco como cadete agregado el 8 de septiembre de ese mismo año.
El 13 de septiembre participó en la defensa del Castillo de Chapultepec contra los invasores estadounidenses. Murió al día siguiente a consecuencia de las heridas que recibió en dicho combate. Cuando Melgar reingresó al Colegio, lo hizo junto con Juan Escutia, Hilario Pérez de León y José Arias Caballero, quienes también quedaron como "alumnos agregados". Todos cumplieron con su deber, pues dos murieron, uno perdió un brazo y sólo el último quedó ileso.



Paginas

http://www.sitesmexico.com/imagenes-2009/ninos-heroes-1.jpg
http://es.wikipedia.org/wiki/Ni%C3%B1os_H%C3%A9roes
http://www.ensubasta.com.mx/ninos_heroes_de_chapultepec.htm
http://elorbe.com/archivos/2010/10/fernando-montes-de-oca.jpg
http://reporteciencianl.com/wp-content/uploads/2011/08/juandelabarrera.jpg

sábado, 10 de septiembre de 2011

Ciudad Juarez La Ciudad Mas Violenta!


En Ciudad Juárez la gente sólo sale a realizar sus actividades cotidianas y nada más. Tratan de exponerse lo menos posible en lugares públicos y siempre que salen, lo hacen con precaución. 

“Vivimos bajo alerta. En el negocio cerramos más temprano. Usualmente cerrábamos a las 8 de la noche, y ahora a las 5:30 estamos cerrando.  Evito salir, sólo convivo con mi familia. Te vuelves más desconfiado, no hablas para nada con extraños. En la noche, sí te toca el semáforo rojo, prefieres pasártelo, tienes miedo de los carros, del vendedor ambulante, de todos”, dijo Estela Robles, quien trabaja en una óptica, en un centro comercial de la entidad.
La vida nocturna también se ha apagado: los bares y discotecas se encuentran cada vez más desiertos. La gente prefiere reunirse en sus propias casas y sólo con la gente allegada.  

“Es muy fácil presenciar un acto de violencia. Siempre se hace en lugares públicos, este centro de rehabilitación está en una colonia populosa, hay gente, hay testigos. La mayoría de las ejecuciones son en cruceros, centros comerciales, restaurantes, siempre hay testigos. Si tú platicas con alguien de aquí: o le tocó presenciar, o era amigo del amigo, o era amigo directo; siempre hay alguien que tiene un vínculo con estos hechos”, explicó Torres.
Acorralados y amenazados también están los periodistas, quienes en la tarea de informar lo que pasa, ponen en riesgo sus vidas.
“Estamos en medio de las autoridades, de los delincuentes y demás. Unos te presionan por un lado, otros presionan por otro, en el sentido de que unos quieren que se diga una cosa, otros que se diga otra, pero tratamos de hacer de manera objetiva nuestro trabajo”, aseguró el periodista mexicano. 

Hablar sobre este tema tampoco es fácil. La gente se siente bombardeada por medios de todas partes del mundo que quieren que les cuenten las historias, a sabiendas de que si alguien habla, puede firmar su sentencia de muerte. 
En el caso de los testigos que vieron lo que sucedió en 'El Aliviane” están atemorizados, y los familiares de las víctimas, devastados. Es difícil encontrar testimonios”, comentó  Gallegos.
Un informe realizado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública, señala que Ciudad Juárez es la urbe más violenta del mundo por homicidios, seguida de Caracas y de Nueva Orleans. 

Argumentan que hasta el 21 de agosto se habían cometido 1,362 homicidios dolosos. Números que demuestran que la violencia ha rebasado hasta a las propias autoridades. 

“Hay que reconocer, con humildad y honestidad, que ni las autoridades estamos preparados para esto ni la sociedad misma. Estamos en una contención en seguridad pública, no lo hemos atendido como se debe. Hay una gran crisis de valores y escrúpulos, falta de respeto a la ley y a la vida. Esto no se genera de un día para otro; estamos arrastrando las consecuencias de un comportamiento delictivo. Incluso se han incrementado otro tipo de delitos que no se daban en el estado, como secuestro, extorsión robo de vehículos o asaltos a negocios y casas”, señaló Víctor Valencia de los Santos, secretario de Seguridad Pública estatal.

Así es vivir en Ciudad Juárez. Y mientras las autoridades investigan las causas de los crímenes en el centro de rehabilitación, probablemente cerca de allí otro comando de sicarios esté ejecutando nuevas víctimas.


Creemos Conciencia denuncia todo acto malo o actividad sospechosa que veamos!